Sueño lúcido
1 de
Diciembre 2017
Me encontraba
en un lugar como si fuera un monasterio.
Estaba en un
salón muy grande, luminoso.
Éramos
cuatro chicos, un chico que estaba conmigo y otros dos más (digo chicos porque
veía tanto a ellos como a mí adolescentes).
Había un hombre
grande con una túnica con capucha (que no tenía puesta), sólo se veía en la
parte de atrás del hábito, era todo color marrón, con un cinturón como si fuese
una cuerda blanca o natural, muy similar al hábito franciscano. Este hombre
tenía cabello castaño largo y tez trigueña.
Sabía que
ese hombre era un médico, pero como digo yo, un “médico del cielo”.
Este hombre
decía:
“Hay que
realizar estas operaciones para equilibrar sus cuerpos, es necesario para que
el cuerpo este bien y pueda recibir las activaciones que se darán ahora”.
Veía primero
como realiza en los primeros dos chicos estas operaciones y sólo se ponía
frente a ellos y pasaba sus manos sin tocarlos por la zona del abdomen.
Luego
pasamos nosotros, este chico y yo. Cuando me toca el momento, este hombre
coloca sus manos sin tocarme en el abdomen justo a la altura del ombligo.
En ningún
momento tuvo contacto conmigo, podía sentir un calor y luz que desprendían sus
manos.
Él me
transmite:
“Esta
operación es para que desde aquí (señalando el ombligo) comienza un
reequilibrio de tus cuerpos. El ombligo es más que lo que ustedes conocen en la
Tierra. Sirve como saben para el pasaje de nutrientes del bebé en gestación en
el seno materno y sirve para el reequilibrio de su cuerpo físico con los otros cuerpos.
El ombligo es una llave. Desde allí se produce una activación celular,
activación genética. Desde esta matriz se reestructura y activa su ADN. Reestructura
celular”.
En ese
momento podía ver lo que ocurría por dentro en mi cuerpo. Podía ver como era
removido desde el ombligo células que parecían “muertas o viejas” porque se
veían de un color oscuro y luego veía que las células que ahora formaban ese
tejido eran claras, luminosas, como si ellas emanaran luz.
Gracias,
Gracias, Gracias a este hombre y a Dios por permitirme mediante estas experiencias conocer
un poco más.
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