Sueño lúcido
21 de marzo 2019
Estaba en una habitación sola. Esta habitación
no tenía puerta sino una gran arcada por donde entraba mucha luz del sol. Me
encontraba parada mirando hacia esa arcada, no sé por qué, pero me atraía mucho
esa luminosidad.
Luego sentí en mi cabeza una voz potente que me
decía:
” Soy Uriel.”
Al mirar de donde provenía esa voz, vi en el
aire como un destello de lo que podría mencionar como energía condensada color
violeta, era como un núcleo de color violeta a su alrededor era morado y luego
explotaba en destellos azulados, violeta y morado.
Era como una flama de fuego con un centro
violáceo y destellos morados y azules.
Sabía que esa voz provenía de allí.
Esta energía de donde escuchaba esa voz me dice:
“Soy Uriel.”
Continuaba mirando asombrada esa manifestación
rara y hermosa.
Sentía mucha paz, a la vez que una vibración muy
fuerte recorría todo mi Ser.
A su vez esa voz, tan potente y clara continuó
diciendo:
“Eres Uno con el Todo.
Vibras al unísono con ÉL, el alfa y la omega.
La divina presencia del “Yo soy”.
Vibras con la Tierra.
Ya no eres la que eras.”
Esa vibración recorría una y otra vez todo mi
Ser, era una energía muy potente, pero a la vez sentía mucha tranquilidad.
Estaba como hipnotizada, atraída por ese
destello de colores luminosos. Y mi Ser
se sentía atraído hacia esa manifestación, me sentí dentro de un torbellino de
luz. Una sensación indescriptible.
Podría decir, si es que hay alguna palabra que
puede describir ese sublime instante, es que era solo energía, era solo luz, lo
era todo y a la vez no era nada, pero en la potencialidad de serlo todo. Y ahí seguía mi consciencia existiendo.
Experimenté por unos instantes lo que siempre he
escuchado de muchas personas que tuvieron experiencias cercanas a la muerte, “Estamos
destinados a existir siempre, somos infinitos.”
Gracias, Gracias, Gracias a Dios y a Uriel por
permitirme experimentar ese instante sublime.
Tengo que aclarar que no sabía quién era Uriel.
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