EL BESO DE UN ÁNGEL


Sueño lúcido
28 de Septiembre 2018
Había despertado luego de varias horas de haber dormido y tenido varios sueños muy lindos y muy vívidos.
Pero tenía todavía un buen tiempo para poder continuar durmiendo.
Me encontraba entre dormida y despierta. Sentí que alguien se acercaba, no había nadie en mi casa en ese momento. Apenas miré de reojo y pude verla. Me dije es mi mamá (fallecida hace ya ocho años), pero esta vez estaba distinta a todas las veces que pude verla. Ella no tocaba el piso parecía flotar. Su rostro era joven, y su sonrisa era como una flor abierta en la primavera. Sobre su pelo se podía ver un alo dorado.
Mi corazón estallaba de alegría, hacía mucho tiempo que no la veía. Pero no quise mostrarle que estaba despierta por temor, no lo se, seguí espiando esa imagen sublime.
Veía que vestía una camisa blanca amplia, en la parte de arriba y una falda larga de un color más oscuro.
Cada vez la sentía más cerca y me emocionaba el sentir esta sensación.
Ella llegó hasta mí y me besó en la mejilla, fue el beso más hermoso que jamás había sentido.
Sentí sus labios, un calor indescriptible llegó a mi corazón.
Fue mágico.
Sentí que ella me arropaba, y tocaba mi cara. En ese momento me encontré en un lugar que podría describir como el cielo (si alguna vez lo imaginé, podría ser así). Me veía acostada en una especie de camilla o cama blanca, pero era de energía, es decir veía su forma, podía percibirla, pero sabía que era energía.
Tenía una túnica color blanca, pero también percibía que era solo energía, pura energía. Mi cuerpo era, pero a la vez era transparente y podía ver como pasaba la luz a través de él. Al pasar esta luz blanca, se descomponía en miles de colores, rayos rosas, violetas y azules lo atravesaban. Dos tetraedros entrecruzados Dos tetraedros de muchos colores. Uno apuntaba hacia mi cabeza, llegando más allá de ella, y el otro con su punta o vértice que llegaba más allá del final de mis pies, uno giraba hacia un lado y el otro hacia el lado opuesto. Cientos de colores daban forma a mi cuerpo. En el medio, justo en mi pecho podía ver como esos dos tetraedros se cruzaban, y podía ver ahí, justo ahí, una corriente dorada que fluía como un río.
Sentía una energía increíble, y una paz indescriptible.
Escuché una potente voz decir:
“Tu verdadero cuerpo, energía pura que fluye como las aguas.
Corrientes que entrecruzan proporcionándote la experiencia física. Este es tu vehículo. Es un campo de luz, energía que al entrelazarse forma nodos, concentraciones de energía,  que luego te darán la experiencia física. Esta es la verdad, energía pura en movimiento”.
Pensaba cuando escuchaba de quién era esa voz. Será mi imaginación, seré yo misma. Al tiempo que escuché:
“Soy tu guía. Soy Metatrón”.
GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS a mi Mamá, a Metatrón, y por sobre todo a Dios que me permite estas hermosas experiencias que quedarán en mí para siempre.
Haré una pequeña aclaración no sabía quien era Metatrón, hasta hoy.





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