ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA…

27 de Enero 2016

Breve introducción:

Hace unos días que me pregunto acerca de varias cosas, una de ellas es, como fue la existencia de Jesús en este planeta. He leído, como supongo todos ustedes cientos de cosas acerca de su figura.

Cuando era chica (20 años) y estudiaba en la universidad tenía un psicólogo, que fue como un maestro para mí, que había hecho un enorme trabajo de comparación entre el antiguo y nuevo testamento con la teoría freudiana. Se asombrarían de ver las grandes similitudes que existen. Trabajé con este psicólogo varios años en ese proyecto viendo la unión de ciencia y espíritu.

Vino a mi mente esos momentos, los cuales se unían a las cientos de cosas que pude leer y escuchar en todos estos años.

Más que un sueño lúcido:

Me encontraba durmiendo cuando siento algo a mis pies.

Abrí mis ojos y ví la imagen de Jesús.

Era un ser muy hermoso, alto vestido íntegramente de blanco con una gran luminosidad a su alrededor que cubría todo el ambiente. Una dulce paz invadía todo el lugar, al tiempo que un profundo e indescriptible Amor llenaba cada rinconcito de mi Ser.

Sus ojos eran luces que irradiaban una intensa luz, pero no cegaban podía ver perfectamente, su rostro y también su cabello era castaño.

Al verlo pensé, es lo que estoy viendo o lo estoy imaginando.

Estoy despierta o forma parte de un sueño.  Lo que sí pude sentir en ese momento al mirar su rostro fue un inmensa paz y Amor jamás sentido sobre este planeta.

ÉL extendió sus manos hacia mí y por transmisión me dijo:

“Soy el que Soy. Y tú lo sabes.”

En ese momento Él cambió su vestimenta y apareció, con diferentes atuendos, como lo podemos ver en algunas de las imágenes conocidas. Luego volvió a la vestimenta con la cual se presentó, y por transmisión me dijo:

“He venido, para llevarte y mostrarte lo que quieres saber.”

Extendí mis manos y al mismo tiempo podía ver mi cuerpo despierto, con los ojos abiertos que se encontraba en la cama.

Y también me encontraba parada junto a Jesús.

En ese instante aparecí en un hermoso lugar, donde me presentaron a varias personas que eran instructores.

Ellos cumplían la misión de enseñar a las Almas para poder vivir en este planeta Tierra.

Lo que fue muy impresionante fue cuando ÉL me mostró que yo también estaba allí y podía ver mi función en esa dimensión.

También me asombré al ver que trabajaba allí junto con una persona que conocí muy indirectamente aquí en la Tierra.

Fue algo particular porque conocí a esta persona hace nueve años, unos días antes que falleciera acá. Pero sólo compartí un momento con él, esperando sentados para un trámite. Supe luego que este hombre era un pariente cercano de alguien conocido.

Podía ver como se instruía a cada uno para que en determinados momentos aquí en la Tierra, pudieran activar la sabiduría y dones que llevaban con ellos. Algunos de ellos podrían conectar con y manifestar esta sabiduría y dones ni bien nazcan en este planeta mientras que otros lo harían en otros momentos de su estadía en esta Tierra.

Podía asistir allí a varias discusiones que se llevaban a cabo sobre lo que era una encarnación acá en este planeta Tierra ya que resultaba muy difícil para muchas de esas Almas poder imaginarse esta clase de densidad que se vive aquí.  

Me encontraba nuevamente al lado de Jesús y por transmisión me decía:

“Todo es un eterno presente. Estas acá y allá. Estoy allí y aquí. Sigue lo que la sabiduría de tu Alma te guíe.

Siempre estoy contigo acá y allá.”

En ese instante pude sentir una especie de vibración en todo mi Ser.

GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS A JESÚS Y A DIOS,  FUENTE DE TODO POR PERMITIRME ESTA PRECIOSA E INOLVIDABLE EXPERIENCIA.