MUCHO MÁS QUE UN SUEÑO LÚCIDO

 



Sueño lúcido

13 de abril 2021

Me encontraba en un salón y al mirar arriba de una mesa encuentro una foto.

Era la foto de mi comunión en la que estaba al lado de mis padres.

Era una foto que tengo realmente y que está mi papá y mi mamá uno a cada lado y detrás de mi papá se encuentra el sagrario y al otro lado se puede ver la estatua de la Virgen.

Esa misma foto aparece allí en este sueño, la tomo en mis manos y fijo la mirada sobre ella.

La imagen de mi papá (fallecido ya hace muchos años) comienza como a desdoblarse, primero era el mismo rostro y luego se va transformando su cara y su vestimenta. Comienza a verse un rostro más joven y de aquel traje color gris que llevaba en la foto, se transforma en un saco blanco largo con pantalones de igual color.

Me sorprendo al estar observando esta imagen y esa nueva imagen comienza a emitir luz.

Estaba maravillada y obnubilada mirando esa transformación y en ese instante puedo verlo frente a mí.

Me puse feliz de verlo, aunque ahora tenía un rostro que no conocía, pero que sabía era él, mi papá (es una certeza que se da en estos sueños lúcidos, de saber, conocer cosas, aunque nadie me diga o me muestre nada. Es algo que se siente desde lo más profundo, una certeza absoluta).

Él extiende sus manos hacia mí y al rozarlas comienzo a ir por un túnel de luz muy brillante, a mucha velocidad.

Aparecí junto a mi papá en un lugar muy hermoso, como un inmenso parque, con muchas flores de color preciosos.

Él me transmite:” Soy éste y también soy el que vos conocés y soy tantos otros rostros, muchas vidas.

Me gusta este lugar acá me siento cerca de ustedes.

En ese instante vuelve a tocar mi mano y aparecimos en lo que reconocí en la cabina de mando de una nave.

Mi papá me dice:

“Aquí es donde trabajo, desde aquí siento el latir de la Tierra que clama para que sus hijos despierten y sienta cómo los ama.”

Desde allí podía ver nuestro hermoso planeta Tierra, brillando de color azul intenso, como un diamante en medio del espacio. Me quedé observándola, absorta, podía sentir su pulsar como un corazón que latía en mis oídos.

Gracias, Gracias, Gracias a Dios, a mi papá, y a nuestra maravillosa Tierra, por permitirme esta experiencia que aún puedo sentir la emoción de verla brillar y sentir sus latidos.

Durante el día me decía fue un lindo sueño, será así en verdad? Y sonó mi teléfono (el cual decía número privado) y al atender escuché como si hablasen de un lugar cómo cuando uno toma un subte, acá en Buenos Aires (que se están en el subsuelo, bajo tierra), o cómo cuando hablás abajo del agua, algo similar me parecía ese “ruido de fondo” y al rato se escuchó con bajo volumen: “Papá, Papá”, preguntaba de manera insistente ante el asombro de lo que oía ¿Quién es? ¿Quién es? Y luego de unos minutos volví a escuchar mucho más fuerte y claro: “Papá, papá”.

Sentí una emoción inmensa, indescriptible, sabía que él había hecho un esfuerzo muy grande para poder transmitirme que sí fue cierto lo que había vivido y que fue mucho más que un sueño lúcido.

 



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