8 de Enero 2016
Quería hacer una breve introducción ya
que esto ocurrió luego de despertarme. Ya había dormido más de ocho horas, me
despierto y me quedé en la cama podría decir desperezándome. Todavía acostada
en ese instante cerré los ojos y entré como un profundo sueño aunque fue muy
raro porque fue instantáneo era más que un sueño lúcido, comencé a ir por un túnel
hacia donde ahora voy a detallar. Podría
decir que eso que me ocurrió fue una vivencia más real que las que vivo en esta
realidad supuestamente despierta.
Sueño lúcido
Estaba en una sala grande con mucha luz
con enormes ventanales por los cuales también entraba la intensa luz del sol. Al
lado de una enorme puerta se encontraba un ser muy alto vestido íntegramente de
seda blanca, sus cabellos que rozaban sus hombros eran rizados color oro. Solo
veía a este ser de costado que permanecía de pie al lado de la entrada a ese
salón.
Cuando avanzo puedo ver frente a mí a la
Virgen.
La veía delante de mí, tenía un manto
blanco largo que caía desde la corona que estaba sobre su cabeza. Su vestido también
era blanco.
Todo su contorno parecía despedir Luz,
por lo que se veía los contornos de un blanco muy brillante. Era muy hermosa.
Lo que me llamó la atención que en sus
manos sostenía una gran vasija también blanca, en realidad era transparente y
sus bordes emanaban una luz blanquecina lo que la hacía parecer blanca.
Y pensé en ese momento, porque tenía ese gran recipiente en sus
manos. Pensé que jamás había visto a la Virgen sostener ningún recipiente de
ese estilo.
Ella dejaba la vasija, diría en el piso
aunque en realidad quedaba a unos centímetros del piso levitando.
Al comienzo la veía de perfil, pero
luego ella giraba mirándome de frente.
Su mirada me envolvía en una paz
indescriptible, llegaba a lo más profundo de mí ser. Fue un momento muy hermoso
donde la dulzura que emanaba desde su mirada y la paz que se respiraba allí lo
llenaba todo. Podría describirlo como un estado de éxtasis, es un momento de
completud absoluta donde nada más es necesario, todo esta allí en ese instante.
Extendía sus manos hacia mí, de las
cuales salían rayos de Luz. Con sus manos extendidas, me decía (por transmisión
de pensamiento):
“El Ser es como una vasija. Pueden
albergar dentro suyo cosas muy lindas y valiosas o no, eso es decisión de cada
Ser.
Cuidarse ustedes mismos como si fueran
esta vasija de cristal es vuestra responsabilidad.
Sabes que el cristal si se raya o raja
ya queda su marca y no se puede restaurar. De esta forma deben ustedes cuidar
íntegramente su Ser porque una vez lastimado es difícil repararlo ya que
siempre quedará la marca.
Ustedes son Luz, son parte divina de
Dios. Son chispas divinas que albergan en sus vasijas las posibilidades para todas
las infinitas creaciones. Cada uno de ustedes es la puerta para los milagros”.
GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS a la Virgen y
a Dios por permitirme tener estas hermosas experiencias que son mucho más que
sueños lúcidos.
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