Sueño lúcido
9 de Junio
2017
Estaba en un
lugar al aire libre, se acerca un hombre joven, muy alto, de traje, el saco o
chaqueta era larga más debajo de las rodillas, lo tenía abierto y al moverse
parecía una capa, era color beige. Tenía el cabello bastante largo lacio, se
veía muy brillante y sedoso.
Se acerca y
me da una cajita blanca. Esta cajita era de un material suave.
Este hombre
al dármela la abre y comienza a sonar una hermosa melodía.
Luego sin
decir nada se va.
La cajita al
estar abierta se escuchaba una melodía, sonaba muy fuerte, por lo que busco la
manera de bajar el volumen ya que pensaba que podía molestar por el volumen
alto.
Veo debajo de
la cajita un lugar para bajarlo.
Cuando lo
hago escucho esa melodía pero más bajita.
En ese
instante vuelve ese hombre, me mira serio, toma la cajita y cambia de nuevo
para que se escuche más alto.
Por
telepatía me dice:
“Debe estar
a este volumen, todos deben escuchar la melodía”.
En ese
momento la escena se borra y aparezco en el vacío.
Escucho
fuerte y claro:
“¿No me
reconociste?”
Luego veo a
ese hombre, pero estaba vestido distinto tenía un traje de una tela suave y
liviana, como lino. El saco largo más abajo que las rodillas y era de color
blanco. Sus ojos esta vez eran luces.
Me dice
telepáticamente:
“Soy
Gabriel. Soy el que anuncia.
La melodía
debe escucharse fuerte, igual tu voz. Es un mensaje que debe contagiar a las
personas.
Nunca
acalles tu Ser, viniste a comunicar, a anunciar. Las revelaciones deben ser
entregadas. Por eso estoy aquí”.
En ese
momento miré hacia arriba y vi el cielo, que de pronto se puso muy gris. Del
cielo salió un enorme rayo que iluminó todo. El tiempo parecía haberse
detenido. En un instante pude ver todas mis existencias conviviendo juntas. El
pasado, presente y futuro fusionados en un instante. Entendí en ese momento el
por que y para que de nuestra existencia.
Gabriel me
dice telepáticamente:
“¿Entiendes?
El tiempo se cumplió. Es momento de hablar fuerte y claro. El que quiera oír que
oiga”.
Gracias, Gracias,
Gracias a Gabriel y a Dios por permitirme estos aprendizajes.
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