20 de enero 2019
Introducción:
Hace unos días luego de dormir dos o tres horas,
me despierto, pero no por ruidos. Solo despierto como si
alguien me despertara apropósito. Enseguida vuelvo a dormirme y de forma
repetitiva, ya por varios días consecutivos me sucede lo mismo, aparezco dentro
de una nave.
Más precisamente en la sala que llamaría de
comando de esa nave.
Desde allí tengo consciencia de que estoy acá y
puedo verme en mi cama durmiendo.
También está mi papá (fallecido hace ya muchos años), viste un traje, con un
saco bastante largo por debajo de las rodillas y de color azul.
No he escrito ninguno de estos sueños porque me
parecía que era una redundancia, ya que he escrito bastantes sueños en los que
describo algo similar a estos sueños, pero el de hoy tuvo un toque extraño.
Sueño lúcido
Me encuentro en una nave en el espacio, puedo
ver diferentes monitores dónde observo el espacio exterior.
Se encuentra mi papá, el cual introduce
determinados datos a una gran computadora, la que luego arroja unos resultados
correspondientes al lugar que tenemos que ir. No pongo atención en eso que él
hace y desconozco a qué lugar nos dirigimos.
Veía que nuestra nave comenzaba rápidamente el
trayecto para ir a ese lugar.
Puedo ver el espacio y el brillo espectacular de
las estrellas. Siento que ese paisaje me absorbe totalmente. Puedo sentir como
si estuviera flotando en ese espacio, contemplando el brillo de las estrellas y
planetas que se hayan a mi alrededor.
En ese instante escucho fuerte y claro dentro de
mí una voz que dice:
“La Tierra nos llama, es ella quien nos elige.”
Sentí una fuerte vibración dentro mío, podía
escuchar un latido que no pertenecía a mi cuerpo.
Sentía esa voz que repetía: “La Tierra nos llama”.
Comencé a ver el brillo azul de nuestro planeta,
en medio del espacio. El brillo de esta pequeña joya azul engarzada como una
aguamarina en medio del inmenso espacio.
En ese momento supe que a ese lugar tenía que
dirigirme.
Gracias, Gracias, Gracias a Dios por permitirme
estas hermosas experiencias.
El despertar fue suave y todavía tenía en mi esa
hermosa visión de nuestra Tierra brillando en el inmenso espacio.
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