13 de septiembre 2020
Estoy durmiendo y escucho un ruido que me despierta. Me
levanto salgo de mi habitación voy hacia el comedor y luego a la pieza de mi
hija que estaba durmiendo.
Allí veo con gran sorpresa que está mi papá (fallecido ya
hace muchos años).
Me emociono al verlo. Él estaba tan bien, joven, sonriente y
me transmitía una paz increíble.
Él me transmite que vino a ver a mi hija por su cumpleaños.
Mi padre murió cuando mi hija era un bebé de seis meses.
Y es verdad hoy es el cumpleaños de ella.
Él se acercó a ella, la miraba con un profundo amor.
Luego se acercó más, la acariciaba. Se aproximó hasta su
cara y le dio un beso en su mejilla.
La emoción mía era tan grande que sólo me quedé mirándolos.
Observando cada detalle que quería grabarme dentro, para recordarlo toda mi
vida.
Luego fui hacia el comedor y Él vino hasta allí.
Trataba de expresarle cuánto lo extrañaba y de lo feliz que
estaba al verlo.
Mi papá me dijo (por transmisión de pensamiento):
“Siempre estoy con ustedes, cuidándolos. También los
extraño. Pero recordá que siempre estoy a tu lado.”
¡Lo abracé y lo sentí tan real!
Le dije que pena que sea un sueño.
Él me contestó:
“¿Un sueño?”. Miré hacia mi habitación que tenía la puerta
abierta y me vi allí, durmiendo.
Lo miro no entendiendo qué pasaba.
Mi papá me dice:
“Esto es real, estoy acá con vos. ¿Acaso no lo sentiste
cuando me abrazaste?” Sonrió.
Me desperté con una sonrisa recordando todo y sintiendo fuerte, muy fuerte que mi papá había estado acá conmigo.
Cuando mi hija se despertó, lo curioso fue que ella me dijo, que sintió como si alguien hubiese estado en su habitación por la noche y le haya dado un beso.
Gracias, Gracias, Gracias a Dios y a mi papá por este hermoso
regalo que jamás olvidaré.
No hay comentarios:
Publicar un comentario