ESTALLIDO DE CONSCIENCIA

 


Sueño lúcido

9 de julio 2021

Me encontraba caminando por un pasillo de lo que parecía ser una enorme casa, sus paredes eran blancas e irradiaban luz, su piso también era blanco. Pasaba por una arcada, y allí se abrían varios pasillos, los cuales parecían todos iguales. Tomaba uno de ellos y a los pocos metros había otra arcada y allí se volvía a abrir en otros muchos pasillos.

En uno de esos caminos (pasillos) que transito llegando a otra arcada donde volvía a abrirse en cientos de pasillos iguales. Siento la necesidad de saber el porqué de ese laberinto, que se abría, a mi entender, de una forma infinita.

En ese instante en el que pienso eso, puedo ver este laberinto desde arriba y en cada uno me veo reflejada, en todos esos pasillos estaba yo.

Solo yo mirándome en cada uno de esos pasillos iluminados.

Parecía estar ante un juego de espejos.

¿Quién era yo?

¿Era yo todas esas personas iguales a mí en esos infinitos pasillos?, o ¿esta otra que mira todas ellas?

Vi enfrente mío a mi papá que me decía (por transmisión de pensamiento):

“Pediste ver, y acá está. ¡Todo es un reflejo tuyo! Pero ¿De dónde emanan todas?”

En ese instante (me es muy difícil de describir) todo se hizo oscuridad para luego iluminarse como un estallido de luz que lo colmaba todo. Era la  nada, el vacío absoluto.

Entendí que todo es un inmenso vacío. Un vacío que se reconoce como tal.

En ese instante aparecí en el mar. Estaba dentro de aguas azules cristalinas, y apareció suavemente frente a mí una enorme ballena, imponente y majestuosa. Sentí que un amor inmenso me unía a ella. Sentí que ella me transmitía una profunda paz y amor.

Al tiempo que escuchaba una frase dentro mío.

“Somos consciencia en esta Tierra.”

En ese momento, tuve una visión.

Veía una escena dividida en dos cuadros, en una podía observar una tierra resquebrajada por la sequía. Seca en la cual por cientos de kilómetros no había nada de vegetación, junto a aguas muy oscuras, llenas de cenizas, como si estuviesen contaminadas. Estas dejaban en la orilla, desperdicios tóxicos. Veía montañas que secas se desgarraban cayendo un sombrío polvo que oscurecía la atmósfera. El aire era tóxico y gris. Sabía que no había allí vida humana.

Pero en el otro cuadro en que estaba dividida esa escena, podía observar aguas limpias, cristalinas. Veía vegetación alrededor y muchas personas disfrutando del agua y del paisaje.

Allí cambia la escena y veo una mujer como suspendida en lo que sería una camilla. Sabía dentro mío que estaba en trabajo de parto, a la vez que también sentía que esa habitación, la cual irradiaba luz, la imbuía de un inmenso amor. Sabía que esta joven podía sentir ese amor y se movía lentamente teniendo dolores de parto. Todo parecía suceder en cámara lenta y yo podía saber dentro mío lo que ella sentía y el amor que este lugar le proporcionaba a ella.

Supe, como todo lo que sucede en mis sueños lúcidos, solo lo sé dentro mío que es así. Ella era nuestra Tierra, nuestro hermosa Gaia. Supe por el parto que está atravesando y ese amor que desde otras realidades de consciencia se la está asistiendo, para que el alumbramiento sea hacia una consciencia de amor, para que la escena en nuestra tierra sea la del agua limpia y clara. Para que la realidad que vivamos sea con un aire puro, tierras verdes, y humanos disfrutando de ese fértil paisaje.

A continuación, me veo en mi casa. Voy hacia la ventana de mi habitación era de noche cerrada. El tiempo parecía haberse detenido. Siento una gran necesidad de salir al balcón.  Miraba absorta el cielo. Sentí dentro mío una frase: “¡Todo lo que viviste es, somos vos y tú eres nosotros!¡Estamos siempre cerca!”

Momento en el cual aparece una enorme nave con forma alargada llena de luces. Me siento emocionada con lo que estoy viendo y siento un profundo amor por todo lo que vivido en esta gran noche. En ese instante las luces de esa enorme nave comenzaron a parpadear, siento que me están respondiendo a lo que estaba pensando. Esta espectacular nave iluminada ponía un broche de oro a estas experiencias tan preciosas que quedarán en mí para siempre.

Gracias, Gracias, Gracias a Dios, a mi papá y a estas hermosas consciencias de otras realidades por haberme hecho experimentar semejante viaje a una intensa explosión de consciencia.

 

En muchas oportunidades mis escritos los hago con el título de “sueños lúcidos”, pero en varios de los relatos fueron despierta, llevada físicamente por seres exteriores a esta tierra o le comúnmente llamamos extraterrestres.

 


 


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