Sueño lúcido
5 de diciembre 2020
Estaba en un enorme auditorio lleno de gente. La mayoría correspondía a personas destacadas y poderosas de la política, del espectáculo, etc.
Un hombre era el que daba esa charla acerca de cómo ser exitoso en los
negocios, cómo ganar dinero y todas esas cuestiones relacionadas al crecimiento
económico y con cómo llegar a niveles encumbrados de poder en nuestra sociedad.
Este señor durante esta charla le había dado unas películas y
documentales a las personas que estaban en la parte de adelante de este
auditorio.
Me encontraba casi al final del salón junto a una amiga (que en esta
vida no conozco) que me había acompañado.
Yo le decía a esta mujer que me acompañaba, ¿por qué este hombre le dio
las películas para saber más sobre estos temas a los que se encuentran adelante
y los que estamos atrás no recibimos esos documentales? ¿Voy a ir a decírselo
en la cara porque nosotras tenemos los mismos derechos que ellos a verlos?
Entonces me levantaba e iba a increparlo por este acto.
Al llegar a él, le dije lo que pensaba, que él solo le daba esas
películas y documentales a los “poderosos o los que habían sido invitadas por ellos”
y los que estábamos al fondo no nos había dado ese material.
En ese momento llega delante de nosotros un carruaje muy grande, tirado
por dos hermosos caballos. Era una carreta color blanca con detalles en dorado
y lo que correspondería a su puerta tenía un cortinado rojo. Era muy bonita.
La carreta era conducida por un hombre, que me llamó mucho la atención
su forma de vestir, ya que lucía una vestimenta típica de un gaucho argentino.
Aunque los colores no eran los que comúnmente usa el gaucho, ya que este hombre
tenía una bombacha de campo (pantalones típicos) color blanco y un chaleco
color rojo, con un pañuelo blanco en su cuello anudado al frente.
Veo con mucho asombro bajar de este carro a mi papá.
ÉL camina hacia mí, y este hombre que daba la charla queda como “congelado”, como si esa imagen del auditorio con las personas y este hombre quedasen detenidas. Igual que parás una película en una escena.
Mi papá me mira y me transmite:
“Nada de esto que escuchaste servirá dentro muy poco. El dinero y el
poder será inútil. Solo logrará salir airoso aquel que se guie por su corazón. Aquel
que deje todo para seguir su propia voz interior. El que quiera salvarse por
poseer poder y dinero perecerá mientras que el que se guie por su corazón se
salvará y verá el reino de los cielos plasmado en la Tierra. El corazón es la
brújula por la que tienes que guiarte en el camino que comienza. Por eso están
hoy encarnados aquí, ustedes fueron llamados a vivir este tiempo aquí en esta tierra.”
Gracias, Gracias, Gracias a Dios y a mi papá por darme tan lindo
mensaje.
Despertaba lentamente mientras seguían resonando esas palabras en mi cabeza.
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