15 de
Octubre 2016
Breve
introducción:
Estos días
estuve visitando Merlo, en la Provincia de San Luis en Argentina. Este lugar está
considerado el tercer microclima en el mundo, tiene sierras que rondan los 2200
metros de altura, arroyos que nacen entre las piedras de las sierras y sus
aguas bajan cristalinas formando cascadas muy bellas.
Debo
explicar que no era mi idea ir allí sino que quería ir a otro lugar, pero todo
fue girando para que el lugar al que pensaba visitar no se pudiera y comenzó a
aparecerme casi “servida en bandeja” la posibilidad de visitar este otro lugar.
Allí se
fueron dando cosas muy extrañas.
Es un lugar
de mucho turismo en toda época del año. Pero cuando iba a los lugares
recomendados para pasear, en muchos de ellos me encontraba sola. Allí,
disfrutas de arroyos de agua cristalina que caen desde lo alto de las sierras a
2500 metros de altura. Las aguas caen entre las piedras llevadas por corriente
incesante.
Me sucedió
sentarme entre las piedras descalzarme y meter mis pies en esa agua fría y pura
y de golpe posarse a mi lado muchos pájaros de diversos colores, quedarse al
lado mío quietos. Estar sola en estos lugares es difícil ya que es visitado por
muchos turistas todo el tiempo.
También me
sucedió por ejemplo, entre otras cosas ser atendida por una persona en un bar-
resto lejos de mi hotel como a 11 cuadras (para situarlo les diré que hay
muchísimos hoteles en esa zona y varios por cuadra y todos con turistas) y esta
chica decirme “se que vienes de tal hotel, te esperaba”.
Como éstas
muchas cosas de este estilo.
Allí nunca
pude dormir, a pesar de que si me veías tenía los ojos cerrados. Era cerrar los
ojos y me introducía en una especie de túnel y aparecían personas que me contaban
quiénes eran y que habían sido en esta vida, pero al mismo tiempo escuchaba
todo lo que sucedía en el ambiente. Es decir escuchaba los ruidos del ambiente
del hotel al mismo tiempo que me sucedían estos “sueños”.
Todas las
veces que quise llamar por mi teléfono celular, la llamada era interferida con mensajes
extraños.
La
habitación cuando me iba estaba acomodada de una forma y al regresar estaba
totalmente distinta (jamás me faltó nada, es decir no fue alguien que entró
para llevarse algo).
Otra de las
cosas muy impresionantes que me sucedió fue que en la habitación había un gran
espejo, el cual podías verte de cuerpo entero, pero cuando me miraba no
aparecía mi rostro sino que aparecía el rostro de otra mujer.
También cuando dentro de la habitación quería tomar una fotografía, esta no salía, sólo aparecían rayas grises y blancas en la pantalla del celular.
Muchas cosas
extrañas me sucedieron pero escribirlas sería muy largo. Quise hacer esta
introducción porque tendrá que ver con el sueño lúcido de hoy (ya de regreso en
mi casa).
Sueño lúcido
Estaba
caminando por un lugar abierto, era el atardecer y al mirar hacia el horizonte
comencé a ver un gran objeto que volaba y no era un avión. Al irme acercando veía
una gran nave que se estacionaba unos metros por encima del suelo, paraba sus
luces para que la pueda ver. A una altura media tenía una luz por la que la
veía dorada.
Allí sentía
una comunicación con los seres que estaban dentro de ella.
De golpe me vi,
dentro de la nave, allí se presentó el comandante de la nave. Él era muy alto y
esbelto, su piel muy blanca, vestía una chaqueta hasta un poco más arriba de
las rodillas, de color azul marino, en los hombros tenía un escudo dorado. Su
cabello era castaño.
Por
transmisión de pensamiento me decía:
“Te mostraré
como se trabaja acá, empezando por mi familia”.
La nave se
dividía en niveles, era como un gran mundo.
Me
presentaba a su mujer, era alta, su cabello largo levemente ondulado y castaño,
su tez blanca y sus ojos azules. También vestía una chaqueta azul marino con el
mismo escudo dorado en los hombros. Ella era la maestra principal de los niños
que allí vivían, había otras pero ella era como la directora. Ella debía
enseñarles tanto los conocimientos de ellos como los nuestros, es decir quiénes
éramos nosotros los humanos, que era el planeta Tierra, etc.
Luego su
hija, era una joven que allí asistía a un sector en el que había universidades
que se ocupaban de la enseñanza de los jóvenes en diferentes ramas. Ella
estudiaba tecnologías.
Era muy
alta, su pelo largo, lacio y rubio.
Su hijo un
poco más grande que su hija, era alto y se vestía de forma parecida a su padre.
Su cabello era castaño oscuro muy brillante porque parecía tener reflejos
azules.
Él tenía que
aprender lo que hacía su padre porque en un tiempo debía ocupar ese lugar.
Me llevaron
a otro nivel en el que se encontraban los vehículos que utilizaban, había naves
más pequeñas, también había autos grandes y camionetas, y me explicaban que no
funcionan como las de la Tierra sino que son como las naves sólo que están
camufladas como si fueran vehículos terrestres que utilizaban para visitar
distintos lugares tanto para el aprendizaje como para su turismo tanto de aquí como
de otros mundos. Todos los vehículos tenían una inscripción que decía UNO, y me
explicaron que era una sigla cada letra era la inicial de una palabra.
El
comandante me decía:
“Fuiste traída
acá para trabajar con nosotros. Tu mente es muy importante, allí tienes una
serie de fotografías unidas con las emociones que experimentas. Por eso fuiste
llevada a ese lugar que acabas de visitar y allí estuvimos cerca de ti.
Vas a
trabajar con mi hijo.”
Él luego se
retiró ya que me decía que debía hacer muchas cosas, muchas actividades
formaban parte de su trabajo.
Este
comandante todo el tiempo afirmaba el que tenía que trabajar con ellos. Al
mismo tiempo dentro mío sabía que si me iba con ellos debía abandonar este
cuerpo.
Los lugares
en esa nave eran muy lindos con mucho confort.
En un
momento me encontraba pensando que esto era maravilloso, pero que aún no quería
dejar este cuerpo físico en esta Tierra.
Cuando
estaba junto al muchacho le dije que los ayudaría y le pasaría mis imágenes
mentales con las emociones que había experimentado, pero que me quedaría.
A él le
costaba entenderlo, porque me decía que quería estar conmigo aprendiendo todo
esto y que más allá de pasarle mentalmente las cosas, le hubiera gustado poder
hablar de muchas otras vivencias mías, pero que sí, que respetaba lo que yo
quería. Me decía será difícil decírselo a mi padre, pero se respetará tu
voluntad.
Él me dijo:
“Siempre
estaremos cerca de ti, como en este viaje que acabas de hacer a este hermoso
lugar, en el cual recogiste estas vivencias con la naturaleza y hasta hablaste
con los pájaros.”
En ese
instante me vi de nuevo fuera de la nave admirándola desde varios metros, ya
era de noche y podía verla en todo su esplendor con una luz brillante que se
veía plateada arriba y dorada en medio, era muy muy muy grande, como una nave
insignia.
El tiempo
que sentí que estuve dentro de esa nave fue mucho más largo que lo que vi que
fue luego al volver estar fuera viendo la nave. Cuando vi la nave por primera
vez estaba anocheciendo y luego al volver ya era de noche, como si hubiera
pasado media o una hora, aunque podría decir que dentro fueron varios días.
GRACIAS,
GRACIAS, GRACIAS a estos seres por permitirme esta impresionante experiencia y
por respetar mi decisión.
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