24 de
Febrero 2017
Sueño lúcido
Me
encontraba en el recinto de una nave nodriza. Sabía que era esa nave ya que sus
dimensiones eran enormes, un gran mundo.
Allí había
muchas filas formadas con personas como yo, que nos estábamos reportando ya que
todo se preparaba para una gran misión.
Cada una de
las filas era recepcionada por una persona de esa nave, la cual veía que misión
habíamos tenido que hacer aquí, en este planeta y de acuerdo a ello éramos
enviados para ayudar a determinado grupo de seres humanos.
Cuando
llegabas a la persona de la nave (en mi caso era una mujer con cabello largo
rubio, sus ojos eran muy claros y tenía un enterizo al cuerpo color blanco) al
instante aparecía en una pantalla si estabas apta para realizar esa tarea de
rescate o ayuda. Esto era a causa de acontecimientos que se estaban dando en el
planeta Tierra y el cual necesitaba la intervención por parte de todos los que
allí estábamos.
A la persona
que estaba en esa fila antes que yo, no figuraba una determinada tarea que
había que haber hecho por consiguiente era llevada a otra sala en la cual se le
daría unas instrucciones para prepararla.
Podía ver en
otro lado muchísimos niños los cuales estaban vestidos con un guardapolvo
blanco con unos dibujos (como si fueran distintivos) en el lado izquierdo
arriba, eran un dibujo de una nave extraterrestre, al lado un dibujo de un
animal (algunos un tigre, otros un león, otros un delfín, etc.) y al lado de
ese animal un dibujo de una planta.
Cuando llego
a esa mujer de la nave que nos recepcionaba, me sonreía e indicaba a que grupo
en esta Tierra debía ayudar. En ese instante se hace presente mi papá. Él me
sonríe y me dice por transmisión de pensamiento:
“Fuiste
preparada para esta misión. Tranquila todo saldrá muy bien. ¿Te acordás cuando
eras muy pequeña siempre te dije que me emocionaba una película muy antigua?”
En ese
momento lo miré sin entender, pero el me transmitía a la vez imágenes y ahí
entendí.
Continuó
diciéndome por transmisión de pensamiento:
“Si, a veces
me ponía muy sentimental. Acá ese nombre de esa película iría bien.”
Y al unísono
por transmisión de pensamiento dijimos.
“¡Cuando en
el cielo pasen lista!”
Y luego nos
reímos juntos.
Todavía al
despertar continuaba sintiendo su risa y mirada y continuaba él enviándome
imágenes de esa película a mi mente.
Gracias,
Gracias, Gracias a Dios, a mi padre por permitirme vivir estas hermosas
experiencias.
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